Consejos para maestros de niños
Pablo Sparta
Aquí van una serie de diez consejos prácticos para la enseñanza infantil, especialmente pensados para maestros y ayudantes de Escuela Dominical. De hecho los hemos utilizado en un retiro de maestros a fines del año 2001, siendo de mucho provecho... espero que también les resulten útiles.
Una clase no es una predicación.
La clase no debe ser unidireccional, del tipo sermón, salvo excepciones. Hay que aprovechar los beneficios de los grupos pequeños. Se pueden evitar algunas repeticiones que se realizan en las prédicas generales, se pueden utilizar recursos que son imposibles de aplicar en las prédicas.
El perfecto orden no significa una gran atención.
No hay que engañarse: que haya silencio y que los niños estén inmóviles no significa que estén comprendiendo... ni aún escuchando lo que estamos diciendo. Por el contrario, puede ocurrir que en medio de un “desorden controlado” haya mas receptividad por parte del educando.
Haga preguntas interesantes, específicas y claras.
Debe quedar muy claro lo que preguntamos, y debemos hacerlo de tal manera que sea interesante responder, generando un clima de confianza. A veces es bueno utilizar la polémica pues incita a la participación. No son muy útiles las preguntas con respuestas poco específicas (“¿y a ustedes que les parece?”), la preguntas con respuestas del tipo si-no (“¿Se portaron bien durante la semana?” “¿Entendieron lo que les expliqué?”), las preguntas con respuestas obvias (“¿les gustan las cosas feas?”, “¿de que color es el caballo blanco de San Martín?”), las preguntas que no están en capacidad de responder (“¿Qué fecha (día, mes, año) se culminó la traducción de Casidoro de Reina?”).
Sea seguro.
Prepare la clase y expóngala con convicción, si no la tiene, búsquela de Dios. La falsa humildad hace que –a veces- busquemos la aprobación o apoyo de otros maestros presentes, esto hace que se pierda la atención, o que el maestro que no conoce la clase preparada desvíe el tema (“Vamos a preguntarle al maestro ..... que le parece...”).
No opine sobre lo que no sabe (sea humilde)
Si algo no lo sabemos, admitámoslo honrosamente pero comprometámonos a averiguarlo. En la clase siguiente traeremos la respuesta, pero la expondremos de una forma interesante y completa, despertando el interés pues es posible que los niños ya hayan perdido la motivación.
Viva lo que enseña.
Trate de evitar temas que aún no ha alcanzado, no exija mas de lo que se exige a si mismo.
Aburrir casi es un pecado.
El maestro debe hacer todos los esfuerzos posibles para no aburrir a sus alumnos. Utilice todos los recursos que tiene a mano. Recuerde que lo importante es que la enseñanza llegue, no que la clase se de tal cual la preparó.
Conozca a sus alumnos.
Involúcrese con sus alumnos. Conozca sus caracterísicas, necesidades, intereses (hobbies, deportes favoritos, gustos varios), amistades, conformación familiar; tanto del grupo en general como de cada alumno en particular. Conocer el grupo hará que aprovechemos sus características en el momento de enseñar. Ejemplo: si es un grupo que le gustan lo juegos de destreza física, puede utilizar alguna introducción en ese sentido; si por el contrario, son mas intelectuales, podrá utilizar juegos de ingenio, o un video.
Conozca a sus compañeros maestros.
Es necesario saber como pensamos para que la clase apunte para un mismo lado. El conocimiento mutuo nos va a enriquecer mucho. También será un gran testimonio para los alumnos ver el amor que se tienen los maestros. Por último, si ya hemos formado un criterio común, será una imagen hermosa que daremos a los chicos, pues ya se a que pregunten a un maestro o a otro, la repuesta será muy parecida.
Pida a Dios el crecimiento.
No olvide que nosotros sembramos o regamos, pero el crecimiento lo da Dios. No desespere si las cosas no cambian, pero ocupe tiempo en la oración por cada uno de sus alumnos.